domingo, 9 de noviembre de 2008

Esto es soma


El hombre. Aunque más que el hombre, su vida. Tan efímera y absurda en un principio, necesita de estímulos externos para desarrollarse. Para algunos, los llamados santos, esas motivaciones provienen de más allá de las nubes, de lo que ellos llaman divinidad. Éstos, con sus ejemplares vidas, sirven a la humanidad como ejemplo antropomorfo de ese acicate divino que habita en la estratosfera. Otros hombres, los iconos: políticos, históricos, artísticos, militares. Abrazaron voluntariamente ciertos estímulos ideológicos, rechazando otros, y los adaptaron a su causa. Ahora aparecen sus nombres en los libros de historia, junto al lugar y la fecha de sus hazañas. Dentro de la proverbial dicotomía entre bien y mal, los hombres eligen los estímulos que rigen sus vidas y que determinan sus futuros; policías, sicarios, enfermeros, terroristas, monjas.
Irvine Welsh comenzaba Trainspotting hablando precisamente de esto, de las motivaciones que se supone rigen, o deben regir, la vida de las personas de clase media-baja. Pero introduce su película (que recomiendo enardecidamente) presentando la alternativa a las bagatelas necesarias para el grueso de la población. Él lo llama no elegir la vida; reducir todas las motivaciones y estímulos externos a uno sólo que se disuelve en una cuchara.
Y de eso precisamente va a tratar este blog. Un conjunto de artículos que tratarán sobre la droga y su idiosoncrasia. Personajes que han hecho de los estupefacientes una forma de vida, subrayando los placeres más exquisitos y los padecimientos más horrendos. Una balumba de experiencias, propias y ajenas, acerca de este submundo que muchos temen como al infierno, frente a otros que se consumen en él. Tratado desde un enfoque intermedio, es decir, sin hacer apología ni demonizar; sería una hipocresía minimizar los daños que causa, como también lo sería negar los placeres que con ella se alcanzan.
Porque como aun no hay SOMA, con el que, según el mundo feliz de Huxley, medio gramo da para una hora de asueto, un gramo para un fin de semana, dos gramos para un viaje al bello Oriente, y tres para una oscura eternidad en la Luna, tenemos que conformarnos con observar los efectos de los narcoticos actualmente a nuestra disposición. Explicando lo que son, lo que hacen y cómo lo hacen, sin recomendarlo en ningún momento. Porque cada uno es libre de elegir y, como dice Escohotado, de piel para adentro cada uno es dueño y soberano.

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